Una pareja de butacas heredadas
Estaban feas y deterioradas y por eso habían sido dejadas de lado. Sus dueños decidieron apostar por ellas y contaron conmigo para convertirlas en dos piezas únicas, que pudieran ser usadas a diario. Me pidieron un acabado de la madera en blanco envejecido, pero se me dio libertad absoluta a la hora de realizar los bocetos de las telas, y así me decidí por hacer dos diseños distintos en base a los mismos colores y motivos. Hoy las butacas tienen nueva vida y llenan de color la habitación.
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