Una butaca al gusto de su dueño
Mi cliente se quedó enamorado de una de las obras de mi exposición, pero cuando volvió con la decisión tomada, el cuadro ya había sido vendido. Unos pocos meses después se acercó al taller con una butaca y una idea: quería plasmar sobre ella algo semejante a la obra que le había gustado. Con las ideas tan claras, todo estaba listo para empezar a trabajar. El resultado fue un éxito, y ahora la pieza forma parte de toda una colección de sillas y butacas diferentes que llenan el salón. Pura magia.
VER MÁS SILLAS Y BUTACAS PEDIR UN PRESUPUESTO